Cristianos iraquíes aterrorizados por el sangriento ataque contra la iglesia de Bagdad, huyen del país y se refugian en Jordania, a la espera de obtener un visado para Estados Unidos o Europa.
George Hazou, jefe de la organización caritativa siriaca de Jordania y miembro del Consejo de las Iglesias de Oriente Medio, asegura que unos 700.
000 iraquíes, entre ellos 120.000 cristianos, se refugiaron en Jordania desde la invasión estadounidense de Irak, en 2003. Según Hazou, hoy “quedan entre 40.000 y 50.000 cristianos iraquíes”, señaló a la AFP, porque los demás se fueron a Norteamérica, Australia o Europa.
A pesar del sangriento ataque a los cristianos iraquies, los domingos se reunen en la iglesia siriaca ortodoxa de Ammán, para orar e intercambiar informaciones sobre su futuro en una tierra donde la intolerancia religiosa es cada vez mas insostenible para los seguidores de Jesucristo.
Como se recordará el pasado 31 de octubre un comando terrorista de Al Qaeda atacó la catedral siriaca católica de Bagdad, con saldo de 46 muertos civiles y siete miembros de las fuerzas de seguridad.
Los testimonios sobre las condiciones de los cristianos iraquíes son conmovedores, como el caso de Suzanne Jilliani, de 40 años, y su marido Hani Daniel, de 28 años. El día del ataque, decidieron huir de Irak con su bebé de un año. La Iglesia siriaca de Jordania puso un apartamento a su disposición. Pero la pareja sueña con irse a Estados Unidos para reunirse con los padres de Suzanne y con su hermana, que sigue un tratamiento tras el atentado que le costó la vida a su marido.
“¿Creen que nos darán el visado para Estados Unidos?”, pregunta Suzanne en la entrada de la iglesia. “Nunca”, responde Moayad, un cristiano cuyo acceso al territorio estadounidense ha sido rechazado por haber “servido en el ejército en tiempos de Sadam” Husein, ex presidente iraquí ejecutado en 2006.
Amenazado por el ejército de Mehdi, la milicia del líder chiita Moqtada Al Sadar, el ex soldado Moayad, se fue de Irak cuando su supermercado explotó. “Intentamos más bien ir a Canadá”, propone a la pareja, insistiendo en que “no hay sitio para los cristianos” hoy en Irak.
Otro de los testimonios es el de Odei Hikmat, un obrero de 33 años, quien tampoco dudó en irse después de la matanza. Tres días más tarde, llegó, junto a sus padres, a Ammán, “sin esperar que llegara (su) hora para morir”, aseguró. “El ejército de Mehdi, del líder chiita Moqtada Al Sadar, me pedía 1.000 dólares por mes, si no iban a matar a mis hijos uno detrás del otro”, cuenta en voz baja, para que sus hijos no lo oigan.
El sínodo de obispos católicos sobre Oriente Medio celebrado en Octubre pasado enfatizó con claras advertencias la peligrosa situación a la que son sometidos los cristianos en la región de oriente medio.
George Hazou, jefe de la organización caritativa siriaca de Jordania y miembro del Consejo de las Iglesias de Oriente Medio, asegura que unos 700.
000 iraquíes, entre ellos 120.000 cristianos, se refugiaron en Jordania desde la invasión estadounidense de Irak, en 2003. Según Hazou, hoy “quedan entre 40.000 y 50.000 cristianos iraquíes”, señaló a la AFP, porque los demás se fueron a Norteamérica, Australia o Europa.
A pesar del sangriento ataque a los cristianos iraquies, los domingos se reunen en la iglesia siriaca ortodoxa de Ammán, para orar e intercambiar informaciones sobre su futuro en una tierra donde la intolerancia religiosa es cada vez mas insostenible para los seguidores de Jesucristo.
Como se recordará el pasado 31 de octubre un comando terrorista de Al Qaeda atacó la catedral siriaca católica de Bagdad, con saldo de 46 muertos civiles y siete miembros de las fuerzas de seguridad.
Los testimonios sobre las condiciones de los cristianos iraquíes son conmovedores, como el caso de Suzanne Jilliani, de 40 años, y su marido Hani Daniel, de 28 años. El día del ataque, decidieron huir de Irak con su bebé de un año. La Iglesia siriaca de Jordania puso un apartamento a su disposición. Pero la pareja sueña con irse a Estados Unidos para reunirse con los padres de Suzanne y con su hermana, que sigue un tratamiento tras el atentado que le costó la vida a su marido.
“¿Creen que nos darán el visado para Estados Unidos?”, pregunta Suzanne en la entrada de la iglesia. “Nunca”, responde Moayad, un cristiano cuyo acceso al territorio estadounidense ha sido rechazado por haber “servido en el ejército en tiempos de Sadam” Husein, ex presidente iraquí ejecutado en 2006.
Amenazado por el ejército de Mehdi, la milicia del líder chiita Moqtada Al Sadar, el ex soldado Moayad, se fue de Irak cuando su supermercado explotó. “Intentamos más bien ir a Canadá”, propone a la pareja, insistiendo en que “no hay sitio para los cristianos” hoy en Irak.
Otro de los testimonios es el de Odei Hikmat, un obrero de 33 años, quien tampoco dudó en irse después de la matanza. Tres días más tarde, llegó, junto a sus padres, a Ammán, “sin esperar que llegara (su) hora para morir”, aseguró. “El ejército de Mehdi, del líder chiita Moqtada Al Sadar, me pedía 1.000 dólares por mes, si no iban a matar a mis hijos uno detrás del otro”, cuenta en voz baja, para que sus hijos no lo oigan.
El sínodo de obispos católicos sobre Oriente Medio celebrado en Octubre pasado enfatizó con claras advertencias la peligrosa situación a la que son sometidos los cristianos en la región de oriente medio.
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