Durante gran parte de sus 92 años, Billy Graham, ha tenido un título: Evangelista. Pero en un nuevo libro de memorias, Graham, revela un lado menos conocido de él: un viudo afligido y enfermo que tiene problemas para levantarse de una silla o para ponerse sus zapatos.
“No puedo decir que de verdad que me ha gustado envejecer”, escribe Graham, en su nuevo libro: “Llegar a casa: La vida, La fe, y Terminar bien” (Nearing Home: Life, Faith, and Finishing Well), que llega hoy a las librerías.
“A veces me gustaría hacer todo lo que hice una vez, pero no puedo”.
Sin duda, el libro incluye su enfoque, su firma en la evangelización, pidiendo a lectores no cristianos en numerosas ocasiones venir a Jesús antes de que sea demasiado tarde. Pero la mayoría de las 192 páginas del libro están llenas de mensajes sobre la vejez o la preparación para que los lectores más jóvenes sepan en realidad qué es la vejez.
“Toda mi vida me enseñaron a morir como cristiano, pero nadie me ha enseñado cómo debemos vivir nuestros años antes de morir”, escribe en la introducción. “Me hubiera gustado porque soy un hombre viejo y créanme, no es fácil”, cita Graham.
A casi un mes cumplir sus 93 años, Graham, se ha convertido en un maestro en cómo envejecer. “Manténgase involucrado”, recomienda. “Y gaste de manera inteligente”. A medida que el bisabuelo, advierte en estar en contra de endeudarse comprando regalos caros a sus nietos.
“Prepárese para reducir los conflictos de la familia antes de partir”, aconseja. Y vele por los “peligros ocultos” de la depresión, la ira y el egoísmo.
El hombre que alguna vez recorrió el mundo, ahora rara vez sale de su casa, ubicada en las montañas de Carolina del Norte.
Durante años, los informes de noticias han hecho una crónica de la decadencia física de Graham: neumonía, pérdida auditiva y visual, cuando se tropezó con su perro. Su silla de ruedas, bastón y andadera, ahora están cerca de su cama, y ahora el libro que le llevó varios años a escribir.
Graham, se reserva su prosa más conmovedora por el duelo de su amada esposa, Ruth, quien murió en el 2007, dos años después que él llevó a cabo su cruzada oficial por última vez en Nueva York. Él siempre pensó que sobreviviría ella.
En el libro, Graham, escribe que espera la muerte, ya que está ansioso por reunirse con su esposa. Mientras tanto, él aprecia el “toque de Ruth” en cada habitación de su casa.
“En poco tiempo Ruth y yo nos reuniremos en el cielo”, escribe. “¡Más que nunca, espero ese día!”, dice Billy Graham.
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