La NASA ha localizado cerca de 7.000, asteroides de los que unos mil vuelan en órbitas potencialmente amenazadoras. La misión Don Quijote, de la ESA, tratará des desviar el asteroide Apophis, de 270 metros, que se acercará mucho a la Tierra en el 2029.
¿Será una piedra espacial la causa del fin del mundo? Ángela Posada- Swafford, habló con este experto del MIT en meteoritos y asteroides, que ha ideado un método para calcular las posibilidades de que choquen con la Tierra y estudia sistemas para detenerlos, pero los planes de Obama de enviar astronautas a sobrevolar su superficie y el lanzamiento de otras misiones no tripuladas para desviar los más peligrosos están cambiando nuestra visión de estos cuerpos celestes.
Richard Binzel, astrónomo, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), trabaja con otros investigadores, como Pierre Vernazza, de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Binzel, ha creado la llamada escala de Turín, una herramienta para medir las probabilidades de colisiones de estos cuerpos contra la Tierra y ha descubierto también la razón de que las huellas espectrales –el reflejo y absorción de la radiación electromagnética– de los asteroides del cinturón de asteroides, situado entre Marte y Júpiter coincidan con los meteoritos que caen sobre nosotros y la causa de que lleguen desde tan lejos hasta aquí. Los científicos calculan que existen unos 100.000 asteroides y cometas cercanos a la Tierra, de los cuales 20.000 tienen posibilidades de alcanzarla y destruirla.
La NASA ha localizado cerca de 7.000, de los que unos mil vuelan en órbitas potencialmente amenazadoras. Actualmente, hay varias misiones no tripuladas en marcha para estudiar los asteroides. La nave japonesa Hayabusa acaba de volver de visitar y recoger muestras de un objeto enorme llamado Itokawa.
Mientras, la sonda robotizada de la NASA Dawn, propulsada por iones, se dirige al cinturón de asteroides para encontrarse con Vesta, una de las mayores rocas del Sistema Solar.
Luego, en una maniobra sin precedentes en la historia de los vuelos espaciales, saldrá de la órbita de ese cuerpo para volar a otra, la del asteroide Ceres. Pero la más emocionante de todas es la misión Don Quijote, de la ESA, cuyo objetivo es el asteroide Apophis, de 270 metros, que en 2029 se acercará mucho a la Tierra.
La idea es darle un toquecito en la dirección opuesta a su movimiento.
El plan involucra dos naves espaciales: Sancho estudiaría la composición del asteroide antes y después del impacto, e Hidalgo lo embestiría para modificar su velocidad. “Conocer la microporosidad y densidad de granos de Apophis, nos ayudaría a calcular cuánta energía tenemos que aplicarle”, dice Binzel. Y añade: “La probabilidad de que choque con nosotros en esa fecha es de 1 entre 250.000.
Si sucediera, no devastaría el planeta, pues carece del tamaño para que esto ocurra, aunque, eso sí, causaría grandes daños”. “El método para defendernos de un asteroide depende también del tiempo que tengamos. Si es superior a 30 años, el plan de Don Quijote es válido. En otros casos se podría recurrir al denominado tractor de gravedad, que consiste en situar una nave espacial al lado del objeto para sacarlo de su órbita”, resaltó Binzel.
Richard Binzel, astrónomo, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), trabaja con otros investigadores, como Pierre Vernazza, de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Binzel, ha creado la llamada escala de Turín, una herramienta para medir las probabilidades de colisiones de estos cuerpos contra la Tierra y ha descubierto también la razón de que las huellas espectrales –el reflejo y absorción de la radiación electromagnética– de los asteroides del cinturón de asteroides, situado entre Marte y Júpiter coincidan con los meteoritos que caen sobre nosotros y la causa de que lleguen desde tan lejos hasta aquí. Los científicos calculan que existen unos 100.000 asteroides y cometas cercanos a la Tierra, de los cuales 20.000 tienen posibilidades de alcanzarla y destruirla.
La NASA ha localizado cerca de 7.000, de los que unos mil vuelan en órbitas potencialmente amenazadoras. Actualmente, hay varias misiones no tripuladas en marcha para estudiar los asteroides. La nave japonesa Hayabusa acaba de volver de visitar y recoger muestras de un objeto enorme llamado Itokawa.
Mientras, la sonda robotizada de la NASA Dawn, propulsada por iones, se dirige al cinturón de asteroides para encontrarse con Vesta, una de las mayores rocas del Sistema Solar.
Luego, en una maniobra sin precedentes en la historia de los vuelos espaciales, saldrá de la órbita de ese cuerpo para volar a otra, la del asteroide Ceres. Pero la más emocionante de todas es la misión Don Quijote, de la ESA, cuyo objetivo es el asteroide Apophis, de 270 metros, que en 2029 se acercará mucho a la Tierra.
La idea es darle un toquecito en la dirección opuesta a su movimiento.
El plan involucra dos naves espaciales: Sancho estudiaría la composición del asteroide antes y después del impacto, e Hidalgo lo embestiría para modificar su velocidad. “Conocer la microporosidad y densidad de granos de Apophis, nos ayudaría a calcular cuánta energía tenemos que aplicarle”, dice Binzel. Y añade: “La probabilidad de que choque con nosotros en esa fecha es de 1 entre 250.000.
Si sucediera, no devastaría el planeta, pues carece del tamaño para que esto ocurra, aunque, eso sí, causaría grandes daños”. “El método para defendernos de un asteroide depende también del tiempo que tengamos. Si es superior a 30 años, el plan de Don Quijote es válido. En otros casos se podría recurrir al denominado tractor de gravedad, que consiste en situar una nave espacial al lado del objeto para sacarlo de su órbita”, resaltó Binzel.
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