Montado en su triciclo rojo, con el pañal puesto, el pequeño indonesio Ardi Rizal se lleva un cigarrillo a la boca y aspira lentamente el humo. Este niño de 2 años ya ha aprendido a sostener el cigarro como un adulto y se pasa el tiempo haciendo figuras con el humo. A la edad de 18 meses su padre lo hizo adicto a la nicotina y ahora el niño fuma más de 40 cigarros al día.
Ardi solo quiere cigarrillos de una determinada marca, y su adicción les cuesta a sus padres más de cuatro euros diarios. Para una familia de humildes pescadores es un gasto considerable. Además, el niño sufre sobrepeso, no le interesa correr y jugar con los demás, y su salud está empeorando día a día. Las autoridades de la ciudad de Musi Banyuasin, de la provincia de Sumatra del Sur, prometieron regalarles a los padres de Ardi un coche si logran que su hijo deje el tabaco. Pero los Rizal se sienten incapaces de pararlo.
"Es un adicto total", solloza su madre, Diana, de 26 años. "Si no le damos cigarrillos se enfada, grita y se golpea la cabeza contra la pared. Me dice que se siente mareado y enfermo". Sin embargo, su padre no parece tan preocupado. Mohammed, de 30 años, dice que el niño "se ve bastante sano" y recalca: "yo no veo el problema".
Pero los internautas de YouTube, donde apareció un vídeo en marzo pasado, sí ven un problema. En la red la grabación ha causado un gran impacto, convirtiéndose en el vídeo más buscado de los últimos días.
Según el diario británico Daily Mail, que recoge datos de la Agencia Central de Estadística, Ardi es el fumador más joven de Indonesia, Estado con el quinto mercado más grande de tabaco. En el año 2008 se vendieron en el país 165.000 millones de cigarros. Se estima que el 63% de los indonesios son fumadores, y de estos el 24% son adolescentes de entre 9 y 15 años. Es legal fumar en las instituciones gubernamentales, oficinas, restaurantes y bares. Tampoco hay límites a la propaganda del tabaco.
La comisión indonesia de protección de los niños condena el incremento de la publicidad 'agresiva' de los cigarros y pretende presentar un proyecto de ley que proteja a los niños y a los fumadores pasivos, prohibiéndoles a los adictos fumar en los lugares públicos y limitando la publicidad del tabaco en la televisión y en los medios gráficos.
Sin embargo, el ministro de Salud de Indonesia, Endang Sedyaningsih, considera que será difícil hacer que los jóvenes dejen de fumar en un país donde esta costumbre se percibe como algo normal y hasta positivo, pues las compañías de tabaco patrocinan numerosos eventos y programas, desde escolares hasta deportivos.
Ardi solo quiere cigarrillos de una determinada marca, y su adicción les cuesta a sus padres más de cuatro euros diarios. Para una familia de humildes pescadores es un gasto considerable. Además, el niño sufre sobrepeso, no le interesa correr y jugar con los demás, y su salud está empeorando día a día. Las autoridades de la ciudad de Musi Banyuasin, de la provincia de Sumatra del Sur, prometieron regalarles a los padres de Ardi un coche si logran que su hijo deje el tabaco. Pero los Rizal se sienten incapaces de pararlo.
"Es un adicto total", solloza su madre, Diana, de 26 años. "Si no le damos cigarrillos se enfada, grita y se golpea la cabeza contra la pared. Me dice que se siente mareado y enfermo". Sin embargo, su padre no parece tan preocupado. Mohammed, de 30 años, dice que el niño "se ve bastante sano" y recalca: "yo no veo el problema".
Pero los internautas de YouTube, donde apareció un vídeo en marzo pasado, sí ven un problema. En la red la grabación ha causado un gran impacto, convirtiéndose en el vídeo más buscado de los últimos días.
Según el diario británico Daily Mail, que recoge datos de la Agencia Central de Estadística, Ardi es el fumador más joven de Indonesia, Estado con el quinto mercado más grande de tabaco. En el año 2008 se vendieron en el país 165.000 millones de cigarros. Se estima que el 63% de los indonesios son fumadores, y de estos el 24% son adolescentes de entre 9 y 15 años. Es legal fumar en las instituciones gubernamentales, oficinas, restaurantes y bares. Tampoco hay límites a la propaganda del tabaco.
La comisión indonesia de protección de los niños condena el incremento de la publicidad 'agresiva' de los cigarros y pretende presentar un proyecto de ley que proteja a los niños y a los fumadores pasivos, prohibiéndoles a los adictos fumar en los lugares públicos y limitando la publicidad del tabaco en la televisión y en los medios gráficos.
Sin embargo, el ministro de Salud de Indonesia, Endang Sedyaningsih, considera que será difícil hacer que los jóvenes dejen de fumar en un país donde esta costumbre se percibe como algo normal y hasta positivo, pues las compañías de tabaco patrocinan numerosos eventos y programas, desde escolares hasta deportivos.
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