Denver.- Albert Hernández y Miguel de la Torre, directores de la Escuela de Teología Iliff, en Denver, han publicado un libro en el que cuestionan la manera en que tradicionalmente se ha visto a Satanás y el mal en el mundo occidental.
Según estos “eruditos” quienes dicen ser “creyentes”, en su libro: “En la búsqueda del Satanás histórico”, analizan de cómo Satanás pasó de ser un “embustero” en milenarias religiones tradicionales a encarnar el mal.
“Cómo debemos entender hoy a Satanás. El cristianismo se alejó de la manera en que el pueblo judío entendía a Satanás y, por eso, se nos hace difícil entender que hablar de Satanás es también explorar la pregunta sobre Dios, es hablar del lado oscuro de Dios”, dijo De la Torre a la agencia EFE.
De La Torre y Hernández, explican en su libro que Satanás es un “embaucador” que sólo puede hacer lo que Dios le permite hacer y que Dios es el origen tanto del bien como del mal, tal como se presenta en las escrituras hebreas (el Antiguo Testamento de los cristianos).
Según estos autores, desconocer quién (o qué) es Satanás tiene trágicas consecuencias en la vida diaria. Hernández y De la Torre enfatizaron que la investigación condensada en las 256 páginas de su libro dista mucho de ser un ejercicio puramente
teórico o académico.“Convertir a Satanás en el mal absoluto lleva a cometer toda clase de maldades precisamente para protegerse de ese mal. Creer en un mal absoluto permite que consideremos ’satánicos’ a todos quienes no sean como nosotros y, como consecuencia, llegamos a creer que tenemos el derecho de exterminarlos”, explica De la Torre.
“La dicotomía entre el bien absoluto y el mal absoluto causa más maldad que bondad”, puntualizó.
Para estos autores, las masacres cometidas por los cristianos durante las Cruzadas, la Inquisición y la conquista de América, así como, en otro contexto, el genocidio de judíos en los campos de concentración nazis tienen un origen teológico común: el creer en la existencia de un mal absoluto que debe ser erradicado y del cual hay que proteger a la “gente buena”.
Una de las motivaciones para analizar esas conexiones entre historia, política y teología, dijo De La Torre, es la guerra antiterrorista en Estados Unidos, debido a que en ese contexto también se “demoniza” al enemigo como una justificación para “exterminarlo”.
Curanderos me ayudan a entender más a Dios
Según Hernández y De la Torre, los hispanos, al combinar en su cultura elementos cristianos con otras tradiciones religiosa autóctonas y al interactuar casi a diario con curanderos y santeros, están en mejores condiciones que otros grupos occidentales de entender quién es Satanás y, por lo tanto, quién es Dios.
“Esa maldad cometida por los ‘buenos’ es algo muy desagradable. Para cambiar nuestra perspectiva del bien y del mal primero deberíamos contar cuántos cuerpos muertos dejaron los cristianos a lo largo de la historia. Ese es el siguiente tema que investigaremos”, declaró De la Torre, profesor de ética social en la Escuela de Teología Ilif.
Al entender el mal de una manera dinámica, es decir, al entremezclarlo y no separarlo del bien, De La Torre y Hernández no niegan la presencia de la maldad a lo largo de la historia humana, sino que la analizan desde “un estado de constante ansiedad” al ver lo que los “buenos” han hecho y hacen en nombre de Dios y de la bondad.
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