La predicación de religión en los vagones de la Compañía Paulista de Trenes Metropolitano (CPTM), ha causado muchas denuncias por los pasajeros. De enero a junio, el estado recibió 177 mensajes de teléfonos, de personas quejándose de las oraciones que hacen predicadores evangélicos.
Recientemente en lo que va del año 2010, 261 quejas se ha recibido, sin embargo, algunos pasajeros también se quejan de que existe poco espacio para los religiosos.
Agostinho Ferreira da Silva de 46 años, busca la posibilidad de convertir a los pasajeros, el aborda y predica en el tren 8-Safira Línea 12, que conecta al centro de la capital de Poa, en São Paul. “La mayoría de la gente quiere escuchar”, dice da Silva.
Conocido como el Hermano Guto, da Silva predica a diario en el tren que sale a las 19:30. Lo que hace él es orar y cantar himnos. “La situación ha mejorado en los últimos tiempos. Anteriormente, los guardias de seguridad nos trataban con dureza. Una vez uno me llegó a rasgar la camisa”.
Una asesora legal de Teresinha Neves, de 40 años de edad, ha predicado en los trenes de CPTM, sin embargo, los evangelistas de hoy se sienten intimidados por agentes de la CPTM. “Si quieren, pueden ser crueles. Creo que esto es ilegítimo
en el caso de un Estado democrático donde se tiene derecho a la libertad de religión, de culto”.CPTM dijo que la prohibición de predicar en los trenes “no debe confundirse con los derechos garantizados en la Constitución”, “tampoco tenemos prejuicios hacia una religión en particular”, sino que “el Estado es laico dice la Constitución, nadie tiene derecho a imponer su fe a los demás, especialmente en ambientes cerrados, como los trenes”.
Una auxiliar de limpieza, llamada Dalva María de Jesús Pereira, de 49 años de edad, dijo que no está de acuerdo. “Hay mucha gente que necesita Palabra de Dios, aunque estas no van a la iglesia. El tren es un buen lugar para predicar lo que está en la Biblia”.
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