Fe en Dios, organización democrática y unidad, salvaron a los mineros chilenos quienes estuvieron durante 70 días a 700 metros bajo tierra atrapados en un yacimiento del norte de Chile.
Luis Urzúa, un experimentado minero de 54 años, casado y padre de dos hijos, y el último en abandonar el encierro, expresó que “hay que hablar con la verdad y creer en la democracia”.
José Henríquez, de 53 años, el evangélico que se transformó en el líder espiritual y brindó apoyo psicológico a quien lo necesitaba comentó que “siempre decidimos las cosas de forma democrática, fuimos un grupo muy organizado y Luis Urzúa nos lideró muy bien”, destacó Henríquez.
Henríquez agregó: “fui producto de esa organización, me tocó ser el líder espiritual para los muchachos. Traté de acercarme a ellos para que conocieran la palabra del Señor. Ellos se sintieron apoyados por mí. Estábamos ansiosos después de tantos días allá abajo. Oramos todos juntos antes de que comenzara la operación de rescate, sabíamos que todo iba a salir bien, pero igual había mucha ansiedad. Tuve que hablar mucho con mis compañeros para que todos estuviéramos calmados”, añadió.
El minero Franklin Lobos, el ex futbolista profesional y seleccionado chileno preolímpico, relató que la unidad fue fundamental para enfrentar el difícil reto de sobrevivir atrapados a 700 metros de profundidad, con poca agua y alimentos.
“Sin conocer a mucha gente supimos unirnos y fue lo más importante. Nos unimos en los momentos difíciles, cuando no había nada, cuando teníamos que tomar agua que no era para tomarla. Nos unimos cuando no había comida, cuando había que comerse una cucharadita de atún porque no había más”, resaltó el agradecido minero.
Hoy viernes, tres de ellos amanecieron en sus casas, tras haber sido dados de alta en la noche del jueves, y el resto continúa sometido a exámenes en el Hospital de Copiapó, a unos 800 kilómetros al norte de Santiago, de donde saldrán en las próximas horas.
F: SDP Noticias
Luis Urzúa, un experimentado minero de 54 años, casado y padre de dos hijos, y el último en abandonar el encierro, expresó que “hay que hablar con la verdad y creer en la democracia”.
José Henríquez, de 53 años, el evangélico que se transformó en el líder espiritual y brindó apoyo psicológico a quien lo necesitaba comentó que “siempre decidimos las cosas de forma democrática, fuimos un grupo muy organizado y Luis Urzúa nos lideró muy bien”, destacó Henríquez.
Henríquez agregó: “fui producto de esa organización, me tocó ser el líder espiritual para los muchachos. Traté de acercarme a ellos para que conocieran la palabra del Señor. Ellos se sintieron apoyados por mí. Estábamos ansiosos después de tantos días allá abajo. Oramos todos juntos antes de que comenzara la operación de rescate, sabíamos que todo iba a salir bien, pero igual había mucha ansiedad. Tuve que hablar mucho con mis compañeros para que todos estuviéramos calmados”, añadió.
El minero Franklin Lobos, el ex futbolista profesional y seleccionado chileno preolímpico, relató que la unidad fue fundamental para enfrentar el difícil reto de sobrevivir atrapados a 700 metros de profundidad, con poca agua y alimentos.
“Sin conocer a mucha gente supimos unirnos y fue lo más importante. Nos unimos en los momentos difíciles, cuando no había nada, cuando teníamos que tomar agua que no era para tomarla. Nos unimos cuando no había comida, cuando había que comerse una cucharadita de atún porque no había más”, resaltó el agradecido minero.
Hoy viernes, tres de ellos amanecieron en sus casas, tras haber sido dados de alta en la noche del jueves, y el resto continúa sometido a exámenes en el Hospital de Copiapó, a unos 800 kilómetros al norte de Santiago, de donde saldrán en las próximas horas.
F: SDP Noticias
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